Usar o no usar Photoshop... ese es el dilema...

Y entonces daba una plática sobre fotografía creativa y un asistente me pregunta muy consternado "¿Es válido retocar imágenes... porque yo he leído que una buena foto, solo vale si se mantiene como se tomó sin edición". Yo, en pleno 2015 y platicando sobre un proceso creativo le conteste rápidamente con una pregunta (ya saben, sistema mayéutico) "¿Para ti que implica "editar" una fotografía?"

Cuestión de Perspectiva… y necesidad.

Siendo sinceros, editar una fotografía puede ser algo tan subjetivo que el número de definiciones resultantes podría ser interminable. Por lo que siempre es importante la pregunta ¿Qué quiero editar? y aún más importante, ¿Para qué quiero hacerlo?. Muchos clientes tienen ya por default un chip que les hace pedirte que “porfavor les des una photoshopeada” como si eso fuera parte de apretar el obturador o la clave para verse bien en la foto. Y sí, lo más importante al tomar y crear una foto, es hacerlo de la mejor manera posible cada vez que presiones el obturador. Un “buen” fotógrafo (sea lo que sea eso) sabe que es preferible hacer lo mejor posible en el momento de la foto, que tener que sufrir después con algo que pudo arreglarse en segundos. Pero seamos realistas, a todos, se nos va uno o más detalles de vez en cuando y es justo ahí donde el “retoque” puede ser una realidad y una herramienta, más que un capricho. En México (y en mi experiencia) desgraciadamente estamos enajenados con la fotografía de evento y periodística. Ambos estilos suelen marcarse por lo “reales” que son y por el valor “extra” que pueden tener al ser tomas perfectas, únicas. Sin alteraciones. Estoy seguro que hemos visto decenas (un tanto conservador de mi parte)  de fotos de los dos géneros alteradas y nunca nos enteramos de ello [2].

Hasta la foto periodística es retocada hoy en día... les guste o no. Clic en la imagen para ir al artículo original.

Nada como los viejos tiempos… ¿no?

Una y otra vez he escuchado algo como “en los viejos tiempos, sin photoshop, tenías que ser un gran fotógrafo ya que no existía photoshop”...  y es muy cierto, photoshop no existía en los años análogos de la fotografía. Pero nadie dijo que se requería photoshop para editar un negativo o una fotografía. El retoque fotográfico ha existido desde que existe la fotografía y un ejemplo clarísimo de esto, es el retrato de la actriz Joan Crawford, tomado por el fotógrafo de glamour George Hurrel en 1931 para la publicidad de la película “Laughing Sinners”[1].

Joan Crawford, "photoshopeada" a mano en 1931. 

George le pasaba el film a su retocador James Sharp (gran apellido para la situación) quién podía pasar hasta 6 horas retocando la piel, manchas, arrugas y demás detalles por medio de una máquina que hacía vibrar el negativo de modo que con un lápiz, Sharp lo iba suavizando físicamente. Esta, es solo una de tantas modalidades que se utilizaban en la época para retocar imágenes, incluyendo pintarlas, alterar negativos, usar aerógrafos y demás técnicas análogas imaginables. El retoque fotográfico ha existido desde sus orígenes. Véanlo así, el primer daguerrotipo, fue una alteración en sí del material donde se mostraba, con una larga exposición que tan solo reflejaba la realidad de modo completamente subjetivo.

"huit heure du matin" de Louis Daguerre. La primer foto "alterada", tuvo más de 10 minutos de exposición. Lo único que aparece es el hombre que lustraba sus zapatos al mantenerse estático todo este tiempo. No precisamente la realidad como la vemos. 

¿Entonces qué hago?

La foto, tal como salió de la cámara. Con la sombra se puede ver que había un flash en la esquina superior izquierda, fuera de cuadro.

Retocar o no retocar… y PARA QUE retocar… esa es la pregunta que realmente importa… retocar por retocar, nunca servirá, eso es un hecho, y aquí uso un ejemplo personal de un shoot de hace unos meses. Caminábamos por las calles del centro de la ciudad. Spirah Gear completamente en outfit Steampunk de Fauno. Buscábamos una locación interesante, hacíamos unas fotos. Seguíamos. Y entonces me topé con una ventana perfecta, caminamos, la pasamos, pensé que sería complicado. Recapitule, detuve al grupo, les dije que regresaramos (nunca dudes en mover a todos una y otra vez con tal de usar una locación increíble)  y entonces le pedí a Spirah que posara, me acomode, la acomode hasta conseguir que su cabeza quedara en el centro exacto de la herrería que protegía la ventana, como una especie de halo. Tuve que acomodarme, acomodarla, movernos, ajustar, re-ajustar, buscar el encuadre y postura perfectos y tomé la foto. Faltaba luz. Aumente un flash que Ernesto (el increíble asistente en cuestión) corrió para levantar con una mano e iluminar a Spirah en un ángulo de 45 grados simulando el sol. Fui feliz con el resultado… creo.

¿Quién puso eso ahí?

Todo era perfecto, excepto el maldito refri-casillero-mueble y lámparas que ARRUINABAN por completo el fondo de la foto. Muchas veces esos detalles se escapan en el “rush” de tomar la foto. No era el caso en esta ocasión, los vi, los detecté y tenía 2 opciones, ir al lugar, entrar, mover el inmobiliario, apagar la lámpara o poner una tela negra en la ventana… o pensar que podría arreglarlo en post. Sí, photoshopearlo. Y es justo aquí como fotógrafo que tienes que decidir si 1) tienes la habilidad para arreglar algo asi en post y/o 2) vas a tener las ganas y el tiempo de dedicar ese tiempo extra a esa foto. Mi tip, sería que con o sin ese conocimiento, le apuesten a tomar la foto, lo demás, se puede arreglar después. Volver a tomar la foto, no es tan fácil.

La foto ya pasada por Lightroom... y con los 3 detalles horribles a corregir. Mi tip: Busquen ventanas SIN "refris" en el fondo.

Hora de meterle horas.

Entonces, decidí que esta foto en particular, sería una de mis candidatas a concursar en el “International Photography Contest” de PPA (Professional Photographers of America) y para pasar por los MUY estrictos jueces, tendría que quitar si o sí esos elementos. Este, es uno de esos casos donde vale la pena meterle tiempo y dedicar horas extras a una foto que de lo contrario, solo estaría en un álbum perdido en facebook o flickr. Mi tip sería justo ese, a menos que sea por práctica de manera personal, no le metas horas extras a una foto si no vas a usarla en algo importante como tu portafolio, un concurso o algo que te obligue a mostrar la mejor versión posible de la misma. Los “refris-malditos” y la lámpara diabólica tenían que irse… y de paso era momento de mejorar la foto en general, decidí que cambiaría los retoques de la pared, las marcas de cemento, detalles de ella y la reja. Y el siguiente, es el proceso completo de casi 4 horas en unos minutos:

¿Entonces si se vale?

Retocar o no retocar. Todo depende de que quieras, para que sea y porque lo haces. En mi caso, retocar, es parte del proceso artístico que comienza desde que planeo la foto y termina en el momento que tengo una impresión o un final digital de alta resolución en mis manos. Todo es válido mientras esto, se alinee con tu visión creativa. No se ustedes, pero yo me considero un artista que crea con cada foto y por ende, me doy “permiso” de alterar esta imagen desde que la planeo, hasta que hago la sesión y terminando en la computadora, tanto en Lightroom como en Photoshop. Todo es parte de un proceso que me sirve para cumplir una visión personal. La pregunta que realmente importa aquí, sería ¿tienes una visión personal que justifique tu forma de editar? - Si la respuesta es si, no tengo más que decir, si no estás seguro de la respuesta, entonces tal vez, no se trata de editar, sino de definir tu estilo.

El resultado final: Directo de Cámara - Lightroom - Photoshop. Clic para agrandarla.